El Imperio ZEGNA

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A mediados del siglo diecinueve, un modesto relojero italiano decidía virar el rumbo de su vocación y probar con el incipiente negocio de la industria de la moda, en aquel entonces limitado a la sastrería. Aquel pequeño empresario, Angelo Zegna, sin imaginar que aquello podía traspasar las fronteras de Trivero, pueblo de los Alpes donde se fundó la factoría, dejaba en manos de su último hijo, Ermenegildo, las riendas del negocio. Aquello significaría el punto de inflexión en la concepción y crecimiento del negocio, y el despertar de un visionario que, en poco tiempo, logró convertir aquel embrión no sólo en una empresa consistente, sino en una marca de primer nivel internacional. En 1910 nacía el imperio, nacía Ermenegildo Zegna.

Aquel ejercicio de intuición se convertía casi un siglo después en la marca líder de ropa de lujo masculina, y todo ello sin delegar en manos ajenas a la familia el control del proyecto. Hoy en día, y cuatro generaciones más tarde, la familia Zegna sigue unida y encontrando nuevas bases en las que establecerse. La cuarta generación del imperio, Anna y Gildo Zegna, encabeza a día de hoy este proyecto que ahora pone rumbo a Iberoamérica.
Proyecto transatlántico
Y la primera acción de este nuevo plan de expansión se encuentra en la ciudad de los contrastes, la del lujo vs. la miseria, la de los escoltas vs. los delincuentes y sobre todo, la de los palacios vs. las chabolas: São Paulo. En una ciudad donde la pobreza, la delincuencia y las megaconstrucciones de hormigón conforman un paisaje un tanto desangelado y conflictivo, uno no deja de sorprenderse al ver la avenida Haddock Lobo, un oasis hecho por y para una minoría selecta donde Salvatore Ferragamo, Armani, Dior y, a partir de ahora, Ermenegildo Zegna, comparten clientela, probablemente una de las más elitistas de Latinoamérica.
Se embarca ahora uno de los proyectos más ambiciosos de su centenaria historia. Con más de treinta tiendas en el continente para finales de este año, su otro objetivo es ya el de llegar «a las cincuenta en un plazo máximo de cinco años». La marca ha logrado en muy poco tiempo mejores esquinas de la zona alta de Sao Paulo con un crecimiento asombroso: Ermenegildo Zegna distribuye hoy en día sus productos en más de 80 mercados del mundo, donde obtiene el 88% de su facturación, que el año pasado logró sus cotas más altas llegando a los 843,4 millones de euros. ¿El secreto? Una familia compenetrada, un objetivo persistente y un negocio muy rentable.
Mercado apetecible
No es de extrañar que de las múltiples opciones de inversión que ofrece Suramérica, Ermenegildo Zegna haya elegido la localización que nos atañe, pues Brasil ha vivido en cuestión de pocos años un crecimiento económico, social y político espectacular. La consistencia democrática conseguida a base de constancia y saber hacer ha reportado, entre otros beneficios, el del extraordinario crecimiento de las exportaciones e importaciones, y en una confianza, inconcebible anteriormente, que los inversores extranjeros han depositado en la economía y sociedad brasileñas. Gildo Zegna, CEO y ojo avizor del Grupo, lo vio claro al emprender este proyecto: «Hace un par de años que Suramérica crece de forma muy notoria, un crecimiento al que Europa no está acostumbrada. Eso hace que hoy en día podamos contar con una estabilidad idónea para invertir». Una evolución en el abastecimiento de materias primas e infraestructuras, una subida en el turismo y en el consumo, todos ellos factores que han contribuido para convertir a Iberoamérica en «un atractivo para el negocio, especialmente Brasil, México, Argentina y Colombia».
El hombre del siglo XXI
El mercado al que antes se asociaba al español, país que hacía de puente para Europa y que también permanecía apartado de los otros mercados, ahora es, junto a China, el futuro más apetecible para toda empresa.
Sin embargo, no todo reside en la idoneidad económica y social del país donde aterrizan, sino del cliente potencial al que se enfrentan. Cada vez más, el hombre de hoy en día muestra un renovado interés por la moda, el lujo y la elegancia, y Ermenegildo Zegna no sólo domina ese mercado sino que todavía hoy sabe detectar aquellos territorios faltos de oferta y despertar la demanda en un mundo cada vez más global y con intereses comunes. Anna Zegna, directora de imagen, asegura que la clave está en este nuevo hombre, «ese que necesita ser elegante, que tiene una percepción de si mismo y pretende mejorarla, un hombre preocupado por su porte. Y ese hombre está en todas partes».
La concepción del hombre del siglo XXI, más allá de los tópicos, es a la que se adhiere Ermenegildo Zegna, al hombre preocupado por las tendencias, la moda y la elegancia, y que además tenga la capacidad y solvencia económica para permitirse una de las líneas más lujosas del sector, un factor que resulta crucial e ineludible: «Un 1% de la población pertenece al llamado «top lujo», en el que reside nuestro cliente más fiel, no obstante nosotros estamos ampliando miras y pretendemos, y ya lo estamos haciendo, llegar a un sector desconocido de momento». Para ello, la marca italiana está lanzando varias colecciones, mucho más asequibles, que permiten despertar un interés real en el ciudadano de nivel medio-alto. Es así como el Lanificio Zegna, en busca de «nuevos accesorios, nuevos clientes y un nuevo mundo», ha sacado en los últimos años varias líneas nuevas a precios más asequibles, como Zegna Sport o Z Zegna.
La economía, el hombre y un tercer factor, probablemente determinante. Se trata de una de las máximas preocupaciones del Grupo y una de sus máximas inversiones: las materias primas. Como uno de los principales compradores de materias primas, Zegna vuelca gran parte del esfuerzo en los tejidos, todos ellos trabajados hasta el más mínimo detalle. Cada año se producen 2.000 millones de kilos de lana en todo el mundo. Sólo Australia produce ya más del 30%, país que el Grupo Zegna detectó y rentabilizó rápidamente para establecerse y producir allí los mejores tejidos del sector lujo, pues se permite abastecer a muchas otras marcas de sus tejidos nobles. La seda, el cashmere y el mohair siguen siendo las materias más rentabilizadas por la marca y definitivamente, uno de los secretos del éxito Zegna.
Fuente: Martín Zaragüeta.

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