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La exigencia en los fogones es máxima, de ahí que Windsor tenga una clientela fiel que agradece la búsqueda de la excelencia en cada plato. Más de 30.000 clientes confían cada año en este local que está viviendo susmejores días, un momento dulce gracias a la madurez del que ha sabido interpretar su tiempo.
La evolución de la cocina catalana no se entendería sin locales como Windsor. Los tótems gastronómicos de su rico recetario pasan por el filtro del chef Carlos Alconchel y el director del restaurante, Joan Junyent, ideólogo del rumbo que ha tomado el restaurante en el que entró a trabajar en 1996 y que regenta desde el 2012. Platos más ligeros, más atrevidos y frescos, pero sin perder nunca de vista el origen, la referencia, el cómo y por qué de aquellas creaciones de toda la vida. Cocina catalana propia del 2016 que activa y estimula la memoria gustativa del comensal para recordarle que aquel pasado sigue muy presente porque mira al futuro. Platos como la escudella y carn d’olla, los canelones de la abuela con bechamel trufada, la crema catalana… llegan a la mesa con un guiño, un gesto, un toque que los hace distintos y les da una nueva vida.
En Windsor, lo de siempre sabe como nunca. Para hacer posible esta idea gastronómica, el chef Alconchel trabaja con el mejor producto posible. Sin concesiones, con técnica. Sin tantas grasas pero con el mismo (o más) sabor. Producto de temporada y de proximidad, fresco, reflejo de la tierra a la que rinde homenaje a través de sus platos.
LA CARTA
Una carta completa, panorámica, que incluye arroces, pescados y mariscos de las mejores lonjas, y que se rinde a los productos de temporada, como los guisantes de Llavaneres, las colmenillas, las habitas de El Prat de Llobregat, la caza, la trufa…
La carta de Windsor se estructura en varios capítulos. Hay tapas y medias raciones de los platos de la carta, siempre exquisitas: desde el mejor caviar y las ostras más delicadas hasta la pelota de caldo y unos fantásticos erizos de mar. Así, el cliente tiene más libertad de elección gracias a la flexibilidad que se le ofrece más allá del típico formato primero-segundo-postre. Una buena manera de fomentar la interacción entre los comensales que comparten mesa y generar una experiencia más lúdica.
PLATOS CLÁSICOS
Lo que no cambia, porque el cliente así lo quiere, son los platos que se han convertido en clásicos de la carta de Windsor. Platos infalibles porque los comensales los piden continuamente desde el primer día. A saber: la merluza de palangre con asado de alcachofas y jugo de su asado, el arroz a banda, el steak tartar de filete cortado a cuchillo, los pies de cerdo rellenos de butifarra del Perol, la espaldita de cordero de leche a las 12 horas y la aclamada crema catalana Windsor.
PLATOS DE TEMPORADA
A estas referencias se añaden los platos de temporada. Con la primavera no faltan en la carta los guisantes de Llavaneres con rape y trufa, el carpaccio de amanita caesaria (oronjas) con vinagreta de piñones, las habitas de El Prat con menta y pelota de caldo, y las deliciosas colmenillas a la crema con daditos de foie. La llegada del verano trae a Windsor el refrescante ajoblanco con cangrejo, mango y sandía, la ensalada de tomate y fresas con ventresca de bonito y cebolla tierna, y el arroz cremoso de cabeza de gamba con salsa de sus corales. El otoño es la época de la trufa y las setas: los rebozuelos que acompañan la lubina hecha al vacío, patata con trufa y huevo escalfado, y ceps al vino rancio.
Y el invierno pide escudella con carn d’olla, canelones de cochinillo con fondant de parmesano y platos típicos de la temporada de caza como el lomo de ciervo con salsa de cinco pimientas, la liebre a la royale (hay una lista de incondicionales de este plato que piden ser informados cuando está disponible) y la perdiz en escabeche tibio.
Tras la comida o la cena, la terraza sirve como escenario para rematar el ágape con un postre, un café, una copa (atención a los gintónics) y, por qué no, un puro.
UN MENÚ DE MERCADO Y DOS MENÚS DEGUSTACIÓN
El Menú de Mercado de Windsor, que cuesta 29,90 euros, incluye una tapa del día, dos entrantes a escoger, dos segundos a escoger y dos postres a escoger. Este menú está disponible todos los mediodías de lunes a sábado y cambia semanalmente. Está pensado para quienes buscan un buen restaurante para comer entre semana con una excepcional relación calidad-precio. Los clientes que lo deseen pueden recibir mensualmente un correo electrónico con los cuatro menús del mes y así planificar las visitas en función de sus gustos.
‘Petit àpat gastronòmic’ es un menú sorpresa a un precio de 49,50 euros (con maridaje opcional, 22 euros más) que consiste en una tapita, tres medios platos y un postre.
El menú ‘Les nostres millors creacions’ (de 75 euros; con maridaje opcional, 24 euros más) ofrece dos tapitas, cuatro medias raciones, unos quesos o un digestivo y un postre. Este menú recoge algunas de las mejores creaciones de los últimos años de la cocina de Windsor y es una excelente manera de conocer los platos que lo han convertido en un referente de la gastronomía catalana en Barcelona.
Windsor también dispone de un dossier con propuestas de menús para grupos que, a partir de 50 euros, se adaptan a cualquier necesidad.
CARTA DIGITAL DE VINOS, LICORES Y CÓCTELES
Una de las novedades de este año ha sido la carta digital de vinos, licores y cócteles. Windsor tiene a disposición de los clientes varias 'tablets' con las que se puede elegir la bebida. El diseño elegante y funcional de la carta hace que la elección sea ágil, pues con muy pocos clics el comensal puede escoger a la primera el vino, el licor o el cóctel que más le apetezca.
La carta digital, además de ser más rápida y limpia que la tradicional, permite tener los contenidos siempre actualizados y resulta más cómoda de manejar porque pesa y ocupa menos que la de papel, que tenía que dar cabida a 450 referencias de vinos y 150 de licores (además de los 18 tipos de cócteles que se elaboran).
De hecho, la bodega de Windsor es una de las más interesantes y cuidadas de Barcelona por su apuesta por vinos reconocidos y emblemáticos pero también por joyas menos conocidas de pequeños elaboradores.
Gracias a la facilidad de uso de este sistema de carta digital en formato de tableta, la experiencia de elegir una botella se convierte en un agradable trámite.
EL RESTAURANTE WINDSOR
Está ubicado en la calle Còrsega, en una de las zonas nobles de la ciudad, junto a la Diagonal, la Rambla de Catalunya y el Paseo de Gràcia. Una calle que, gracias al reclamo que ha ejercido el éxito continuado de Windsor, entre otros factores, se ha ido convirtiendo en referente gastronómico de Barcelona con la llegada de nuevos establecimientos.
Windsor ocupa los bajos de un elegante edificio modernista al que se accede a través de una portería señorial.
El cliente es recibido en el vestíbulo, bajo un techo de molduras, ante una barra con una iluminación cálida y siempre decorada con flores frescas, que se cambian cada semana y que dan una bienvenida colorida.
Desde el mismo momento que atraviesa su puerta y pisa su mullida moqueta, el comensal nota que está en un lugar distinto, que se sale del molde, que no podría imitarse. Windsor destila contemporaneidad, sofisticación, modernidad, sobriedad.
UNA COLECCIÓN DE OBRAS DE ARTE Y UN INTERIORISMO SOBRIO E INTEMPORAL
Sandra Tarruella y Toni Espuch firman el interiorismo y la decoración, que han sabido adaptarse a una arquitectura única y han conseguido transmitir una elegancia y una sofisticación propias del siglo XXI pero que aspiran a ser intemporales, como su cocina; solo así se perdura en el tiempo. De día, la sala principal se llena de luz natural gracias a unos amplios ventanales que dan a una versátil terraza, inaugurada en el 2013.
En la sala principal lucen centenarias lámparas de cristal, techos con relieves y molduras originales, mesas cubiertas con manteles de hilo, una iluminación acogedora... Rematan el conjunto los colores intensos de las colecciones de pintura de artistas contemporáneos que Windsor expone regularmente. Esta sala es el corazón del restaurante, escenario de días y noches inolvidables, y de importantes eventos y celebraciones.
LA TERRRAZA DEL PATIO INTERIOR
La terrazadestaca por su versatilidad. Gracias a un techo retráctil automático, puede convertirse en un espacio al aire libre que permite disfrutar del buen tiempo cualquier día del año o mutar en una sala más del restaurante con la que ampliar el aforo si es necesario. La vegetación que la rodea le otorga un ambiente de jardín, oasis de paz y tranquilidad incluso cuando se cierra el techo. Sorprende que, estando en pleno centro de Barcelona, no haya ruido sino silencio. Si ya en sus inicios Windsor es sinónimo de paz, de intimidad y de discreción, desde que inauguró la terraza también lo es de luz, de frescura, de ocio y de relax.
La terraza da un aire más informal y fresco a este establecimiento. Rodeados de verde y con toda la tranquilidad que proporciona un interior de manzana del Eixample, la terraza es el complemento ideal a la oferta del restaurante. Puede albergar hasta 84 comensales, 60 de ellos al aire libre y el resto en el porche. Además, ofrece la posibilidad de ser reservado en exclusiva, convirtiéndose en un jardín privado. Un auténtico lujo en pleno centro de la ciudad ideal para todo tipo de eventos.
RESERVADOS
Los reservados ocupan el espacio que mira a la calle Còrsega: dos ambientes versátiles que se pueden convertir en uno solo y que, a través de grandes ventanas, reciben toda la luz de una de las calles más gastronómicas y elegantes del Eixample barcelonés.
Este es un ejemplo de las diferentes disposiciones que permite el espacio:
Salón Balmes 12 personas (mesa redonda)
Sala Rambla 22 personas (mesa imperial)
Sala Còrsega 38 personas (mesa imperial)
Salón Rosellón (principal) 84 personas
Laterales salón Rosellón 16 personas (mesa imperial)
Terraza 84 personas
Sala Principal + terraza 140 personas
EL CHEF: CARLOS ALCONCHEL
El chef del restaurante Windsor, Carlos Alconchel, es un cocinero joven (tiene 38 años) y autodidacta que está profundamente influenciado por dos maestros de la cocina catalana, Carles Gaig y Nandu Jubany, y, cómo no, por los ocho años que compartió, en la posición de segundo chef, con Ignasi Colomer, el chef que dejó Gaig para ayudar a Joan Junyent en su primera etapa como directivo del restaurante. En Windsor, Alconchel expresa su concepción culinaria de la cocina catalana actual, basada en el producto, en el respeto a la tradición y, al mismo tiempo, en la innovación.
EL DIRECTOR Y COPROPIETARIO: JOAN JUNYENT
Cuando, en 1996, Windsor abrió sus puertas con el objetivo de recuperar el ambiente clásico de los restaurantes de antaño, Joan Junyent tenía 23 años y se estaba curtiendo en el restaurante del ya desaparecido Casino de Barcelona en Sant Pere de Ribes al tiempo que estaba acabando sus estudios en la Escuela de Hostelería de Barcelona. Entonces comenzó a trabajar como camarero en Windsor y sólo nueve meses después recibió el encargo de dirigir la sala. Y, antes de cumplir su primer año como maitre, se convirtió en director.
En ese puesto marcó las líneas maestras de lo que iba a ser a partir de entonces Windsor: un restaurante de cocina catalana renovada y de mercado donde el servicio debería estar al mismo nivel que la cocina. La fórmula ha funcionado con gran éxito. La primera etapa gastronómica recayó en manos del jefe de cocina Ignasi Colomer, fichado del restaurante Gaig. Colomer estuvo al frente de los fogones durante ocho fructíferos años. En el 2008, Carlos Alconchel lo relevó; durante la ‘era Colomer’ había sido su segundo, de modo que dio continuidad a la filosofía que había marcado Junyent.
UN EQUIPO JOVEN PERO EXPERIMENTADO
Joan Junyent y Carlos Alconchel están al frente de un equipo de 23 jóvenes profesionales con una media de edad de 30 años, con la suficiente experiencia como para atender a los clientes con rigor, discreción y eficacia pero también con la misma ilusión y la contagiosa energía con las que el propio Junyent los lidera.
El director y copropietario del restaurante ha logrado situar Windsor como referencia indiscutible de la cocina catalana en Barcelona. Y no solo por la excelente propuesta gastronómica que sale de los fogones que maneja Alconchel, sino por un ambiente tranquilo, sobrio, elegante, un punto sofisticado y al mismo tiempo tradicional pero siempre cercano y amable, alejado de rituales a menudo tan ceremoniosos e impostados. La mezcla, en definitiva, de la juventud y la madurez, señas de identidad del personal de Windsor.
Junyent ve así el trabajo que se hace día a día en el establecimiento: “En Windsor conviven la experiencia, la juventud y la ilusión necesarias para que todo fluya con suavidad. A menudo veo cierta similitud entre el ritmo del servicio de mi restaurante con una canción de blues de Alberta Hunter que se titula ‘The darktown strutter’s ball’. El tema, de 1923, comienza lento para poco a poco ir sumando instrumentos, va subiendo el volumen y la velocidad de la melodía hasta llegar al clímax, momento en el que suena la Dixieland al completo, a todo viento y cuerda, pero siempre con control y armonía. Es una pieza deliciosa cargada de fuerza controlada, perfectamente canalizada, como nuestra cocina y nuestro equipo de sala en un servicio agitado:
eficiencia, velocidad, pero siempre con precisión y control. Una pieza musical que recomiendo a todos, al igual que recomiendo a todos mi querido Windsor”.
INFORMACIÓN
Windsor
Còrsega, 286. Barcelona.
Teléfono: 93 237 75 88.
Horarios de cocina:
De lunes a jueves, de 13.15h a 15.45h y de 20.30h a 23h.
Viernes y sábados de 13.15h a 15.45h y de 20.30h a 23.30h.
Domingos cerrado.
Precio medio de la carta (sin bebida): 45 €.
Menús:
Menús para grupos a partir de 50,00 €.
Menú de mercado (mediodías de lunes a sábado): 29,90 €.
Menú ‘Petit àpat gastronòmic’: 49,50 € (con maridaje opcional, 22 € más).
Menú ‘Les nostres millors creacions’: 75.00 € (con maridaje opcional, 24 € más).
(Todos los precios tienen el IVA incluido).
